Cómo dejarse llevar con Ikea

21 octubre, 2014

Hoy hemos ido de excursión a Ikea. Mi Señora Madre (en adelante S.M.) y yo, hemos decidido que el sábado es un buen día para comprar, por eso de evitar aglomeraciones, y nos hemos adentrado en la jungla sueca.

Toda una experiencia vital esto de ser guiado por unas flechas que te llevan a tu futuro comedor, a unos vasos de rediseño o a unas plantas para oxigenar el lavabo. Uno descubre muchas cosas sobre si mismo en Ikea. Yo he decubierto que me apasionan los utensilios de cocina y que me chifla montar la imaginaria habitación de mis imaginarios hijos.

Me ha gustado la sensación de sentirme uno más en el enorme rebaño que seguía las flechas. Ver como a menudo las ovejas bien enseñadas se desviaban para comprar algo y posteriormente volvían a la cola, así, con total submisión, a sabiendas de que el Gran Hermano sueco está al acecho. Todos con la bolsa de playa amarilla que amablemente te prestan en la entrada, descubriendo como será nuestra nueva vida redecorada, con estos muebles de larga vida (por lo menos duran dos años) y de tan fácil montaje.

Ikea España

En fin, el caso es que íbamos en busca de la típica estantería de 200cmx50cm, para que un servidor pueda de una vez por todas ordenar todos esos libros que hacen que mi habitación parezca el almacén de una editorial de libros de bolsillo. Y la hemos encontrado, pero no la hemos comprado. El precio en cuestión por esta estanteria, tallada a mano, hecha de madera de roble y de edición limitada, era de 15′95. Un lujo al alcance de muy pocos.

El problema viene cuando hemos avistado la caja dónde según ellos estaba mi estantería. No había forma de poner 200cm de alto y 33 kg. de peso (yo llevo los trastos, mi S.M. la tarjeta de crédito) en el coche. Decididos a que nos la trajeran a casa por el módico precio de 39′00, hemos ido a hablar con una amable señorita que amablemente nos ha indicado cual era el procedimiento habitual en estos casos.

Pasos a seguir: Coger un carro grande (unos 30 minutos de colao más) cargar el bulto (33kg., mi S.M. no carga, jodido asunto para mi jodida espalda) llévelo a la caja 18, 19 o 20, pague y se lo llevan. Montaje no inlcluido.

Por ahí que no nos ha gustao la idea, sobretodo a mi.

Al final la estantería la compraremos directamente en la tienda de muebles del barrio, dónde cuesta 58€, pero incluyendo el transporte y el montaje. Bien por mi espalda.

Pero esto no termina aquí, mi S.M. no saca la tarjeta de casa para no usarla, así que a modo de redención ha decidido comprar todas esas cosas que no necesitábamos pero que a partir de ahora serán fundamentales en nuestras vidas. Un estrujador de ajos, unas perchas de madera (talladas a mano), una cuchara mega minimal para los helados y un largo etcétera de artilugios de esta índole.

Al rato se me ha ocurrido preguntarle si era necesario comprar tanto y me ha contestado:«Hijo, estás en Ikea, déjate llevar».

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