La onda expansiva del 4 de agosto ha disparado el precio de los alimentos en el Líbano

4 septiembre, 2020

Un mes después de la explosión que asoló el corazón económico y social de Beirut, la cuidad y el país afrontan una crisis múltiple que está disparando las cifras de pobreza. El impacto de la emergencia es latente, y aunque ha habido una flexibilización en las restricciones de movimientos ante las presiones de comerciantes y empresarios, la economía no se ha reactivado Según Naciones Unidas, el 55% de la población en Líbano vive bajo el umbral de la pobreza y un 23% sufre pobreza extrema. “Nuestros equipos sobre el terreno están haciendo un esfuerzo ímprobo para atender las distintas crisis -socioeconómica, refugiados, COVID-19 y explosión- que tiene el país. Estamos sumamente preocupados por el aumento de los precios de los alimentos – más del 20% cada mes, y más del 300% en un año. Además, la necesidad apremiante de cubrir las necesidades básicas en términos de alimentos, agua y saneamiento y refugio para quienes se han visto afectados por la explosión, estamos viendo cómo muchas personas han perdido su empleo y no pueden comprar alimentos cada vez más caros, lo que va a tener un efecto a corto y medio plazo, sobre todo en términos de seguridad alimentaria”, explica Aurélie du Châtelet, coordinadora de Incidencia de Acción contra el Hambre en Líbano. «Las subvenciones estatales para el combustible, el trigo y los medicamentos están a punto de acabar, y es probable que esto derive en una nueva alza de los precios. ¿Podrá la gente permitirse comer lo suficiente?” Se pregunta du Châtelet desde Beirut. Y continúa: “estamos recibiendo informes de personas han reducido el número de comidas diarias; o que están comiendo menos carne, productos lácteos, frutas y verduras.  Esto allana el camino a la desnutrición».

Ayuda monetaria, la mejor forma del reactivar la economía y el comercio en Beirut

A la destrucción de puestos de trabajo asociada a la explosión, tras lo que muchas tiendas y negocios se han visto obligados a cerrar, se suma la presión que las pequeñas y medianas empresas estaban viviendo a causa del impacto de la Covid19. “Las tiendas que no habían cerrado por la crisis económica asociada a la pandemia, lo han hecho ahora por las pérdidas y daños materiales que han sufrido tras la explosión”, añade du Châtelet. De esta forma, el Gobierno ha levantado parcialmente las restricciones y el toque de queda tras las reclamaciones del tejido empresarial, gravemente afectado por la crisis socioeconómica y la explosión.

Nuestros equipos en terreno están trabajando para dar una respuesta integral a las múltiples necesidades que esta crisis ha agravado. Hemos realizado evaluaciones en distintas zonas de la ciudad y, además de las pérdidas materiales que se traducen en demandas para poder rehabilitar sus hogares y negocios, la situación requiere de medidas directas que reactiven el comercio. «Estamos satisfechos con los avances en la retirada de escombros y la enorme solidaridad que ha permitido cubrir las primeras necesidades de alimentos y refugio, pero nos preocupa enormemente la situación de las pequeñas empresas, generalmente familiares, que resultaron dañadas y que ahora están perdiendo demanda debido a la hiperinflación. Seguir distribuyendo alimentos puede poner en peligro a las pequeñas empresas locales, por lo que consideramos esencial dar prioridad a la distribución de liquidez que les permita reactivarse y salir adelante», enfatiza Aurélie du Châtelet. Para la coordinadora de Incidencia de Acción contra el Hambre, la ayuda monetaria y el asesoramiento a las pequeñas y medianas empresas es fundamental para la recuperación económica del país. Nuestro equipo aboga por esta modalidad de ayuda, lo que permite a muchas personas hacer frente al pago de la vivienda y a la compra de alimentos y artículos de higiene.

La rehabilitación de Beirut sigue siendo una necesidad prioritaria

Es necesario continuar los esfuerzos en cuanto a la remoción de escombros, la rehabilitación de edificios y la reparación de las redes de agua. Aunque se han logrado progresos significativos en la reconstrucción de la red de agua, casi la mitad de las viviendas cercanas al lugar de la explosión todavía tienen volver a conectarse con la red de suministro. Más de 500 edificios, en los que viven 75.000 personas, todavía necesitan que se repare su red de agua y saneamiento para que puedan tener acceso al agua.

Acción contra el Hambre también está contribuyendo a coordinar la respuesta de las ONG internacionales en el país, donde ha desplazado a su equipo de emergencia para brindar una respuesta inmediata y apoyar la rehabilitación a medio plazo.

Nuestra organización trabaja en el país desde 2006 con un equipo de 150 personas, siendo una de las principales organizaciones que abastece, entre otros, de agua y saneamiento los asentamientos informales donde viven 1,5 millones de personas refugiadas sirias. Entre los objetivos de nuestro equipo está mejorar las condiciones de vida de las personas en situación de vulnerabilidad, garantizando el acceso a los servicios básicos de agua y saneamiento, salud y nutrición, y fortaleciendo sus medios de vida.

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