Los líderes del G7 y sus aliados africanos fracasan en la búsqueda de compromisos sólidos

26 agosto, 2019

Tras la reunión de este domingo en Biarritz de líderes de los países del G7 con representantes de los países del G5 del Sahel, el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) y Acción contra el Hambre continúan profundamente preocupados por la falta de medidas sólidas para hacer frente a la crisis en la región del Sahel. En lugar de ampliar la respuesta humanitaria, garantizar la protección de los civiles y asumir compromisos financieros firmes para luchar contra las causas profundas del hambre y la desigualdad en el Sahel, los dirigentes del G7 pusieron en marcha una alianza con socios africanos que anteponen sus propios intereses en materia de seguridad, mientras que las necesidades urgentes de la población civil en la región vuelven a quedar al margen.  

El año pasado, alrededor de un millón de personas tuvieron que huir de sus hogares debido a la inseguridad y la violencia. En Burkina Faso, Malí y Níger occidental, los desplazamientos se han multiplicado por cinco. «Las primeras víctimas de este ciclo de violencia son los civiles. Mueren, son heridos y amenazados, y su única oportunidad de sobrevivir es huyendo. Hoy en día, la gente está atrapada entre los grupos armados, las milicias de autodefensa y las fuerzas militares. La protección de los civiles es una de las principales preocupaciones, especialmente en los lugares donde la autoridad del Estado ha estado ausente. Los líderes internacionales deberían haber aprovechado la oportunidad en Biarritz para garantizar que las ONG tengan acceso sin restricciones a estas poblaciones para prestar ayuda», dice Hassane Hamadou, director de NRC en Malí.

Sin embargo, la presencia y el aumento de la atención de los líderes del G7 en el Sahel se ha centrado una vez más en gran medida en una solución militar al problema. Esta presencia a gran escala de agentes militares y políticos en medio de un conflicto amenaza la independencia de la acción humanitaria, única manera de garantizar que podamos prestar asistencia a las personas necesitadas de forma segura.

Más allá de la acción humanitaria, la «Alianza para la Estabilidad y la Seguridad en África», lanzada ayer en Biarritz, se centra principalmente en la cooperación militar ampliada para luchar contra el terrorismo y no aborda las causas profundas de la desigualdad y el hambre. Lo que los civiles del Sahel necesitan ahora mismo son compromisos financieros ambiciosos para garantizar el acceso a los servicios básicos (salud, agua, educación) para todos y apoyar a los pequeños agricultores en el desarrollo de la agroecología y la resiliencia frente a la crisis climática. Pero los líderes del G7 no han prometido nuevos fondos para la región del Sahel y las iniciativas sobre agroecología en la región han sido bloqueadas por Estados Unidos.

«El hambre en el mundo ha aumentado por tercer año consecutivo en 2018 y el Sahel es la región más afectada. La única manera de que las potencias internacionales y regionales inviertan esta preocupante tendencia habría sido comprometerse con nuevos fondos para apoyar el desarrollo sostenible en la región. Lamentablemente, los líderes del G7 y del G5 del Sahel no han estado a la altura de las expectativas de las anteriores cumbres del G7», afirma Michael Siegel, portavoz de incidencia de Acción contra el Hambre en Francia.

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